La intolerancia es una manera de ser de quienes se afilian a los cuadros que organiza el chavismo a lo largo y ancho del país. Comenzaron creando los círculos bolivarianos, bajo la palabra del propio Chávez que auspiciaba el nacimiento de esa herramienta de combate en que definitivamente se han convertido esos ejes de defensa de la “revolución”.
Se sabe de mucha gente que se aproxima a esos círculos creyendo que de verdad desde allí se ventilarán, únicamente, problemas atinentes a sus respectivas comunidades; pero lo cierto es que esas plataformas se usan para atacar a quienes disientan del régimen. No hay tolerancias, no se permite discrepar, y el que lo haga corre el riesgo de ser tachado de contrarrevolucionario, traidor, y por lo tanto, enemigo del proceso. Eso lo hace merecedor de una condena a priori. Nada de indulgencia, lo que priva es la sed de venganza, y por eso se desatan sentimientos de odio y retaliación.
Lo ocurrido a Yon Goicoechea y a Pompeyo Márquez en el Instituto Pedagógico, es parte de esa seguidilla de hechos violentos que se han consumado en Venezuela en estos últimos ocho años. En vez de compartir una tribuna para discutir de una manera cívica, tal como lo sugería pacíficamente Pompeyo, ese viejo líder que tanto respeto nos merece, optaron por el insulto y la fuerza bruta que no deja nada diferente a la disociación en la que se nos está perdiendo la República.
La violencia física con la que atropellaron a Goicoechea; la violencia con la que impidieron que el cantautor español, Alejandro Sanz, cantara en El Poliedro; la violencia con que administran los recursos de los poderes públicos para perseguir, para intimidar, para enjuiciar y mancillar honores, es el modelo de vida que se nos quiere imponer bajo el esquema intitulado “Socialismo del Siglo XXI”.
Pretenden imponer un pensamiento único, nada de diversidad, porque eso está reñido con la idea de encausar a los venezolanos por un solo carril. Por eso la educación tiene que estar al servicio de la ambición continuista y de la visión militarista de Chávez; de allí que se disponen a preparar a un ciudadano ceñido a esta estrategia de colonización mental de nuestros niños y jóvenes para ponerlos como esclavos de una revolución personalista. ¿Permitiremos eso los venezolanos? Espero que no. Por tal motivo debemos movilizarnos, y eso es lo que haremos el próximo sábado a las 10 de la mañana en la Av. Victoria de Caracas. Te esperamos.
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